Ansiedad por pensar que estoy enfermo

Ansiedad por pensar que estoy enfermo

Tratamiento de la hipocondría

La hipocondría es una condición en la que una persona está excesivamente preocupada por tener una enfermedad grave. El significado de la hipocondría, un concepto antiguo, ha cambiado repetidamente[1]. Se ha afirmado que esta condición debilitante es el resultado de una percepción inexacta de la condición del cuerpo o de la mente, a pesar de la ausencia de un diagnóstico médico real[2] Un individuo con hipocondría se conoce como hipocondríaco. Los hipocondríacos se alarman indebidamente ante cualquier síntoma físico o psicológico que detecten, por muy leve que sea, y están convencidos de que tienen o están a punto de ser diagnosticados de una enfermedad grave[3].

A menudo, la hipocondría persiste incluso después de que el médico haya evaluado a la persona y le haya asegurado que su preocupación por los síntomas no tiene una base médica subyacente o, si existe una enfermedad médica, su preocupación es muy superior a la que corresponde al nivel de la enfermedad. También se denomina hipocondría al acto de estar en un estado hipocondríaco, hipocondría aguda[4] Muchos hipocondríacos se centran en un síntoma concreto como catalizador de su preocupación, como los problemas gastrointestinales, las palpitaciones o la fatiga muscular. Para poder diagnosticar la hipocondría, los síntomas deben haberse experimentado durante al menos 6 meses[5].

Síntomas de hipocondría

Es normal sentirse ansioso, nervioso o preocupado en ocasiones. Quizá te hayas sentido ansioso cuando has tenido que hablar delante de un grupo. O nervioso antes de una prueba o un examen importante. Tal vez te hayas sentido ansioso cuando no estabas seguro de que tu entorno fuera seguro. O te has preocupado cuando un ser querido estaba enfermo.

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Los sentimientos de ansiedad pueden ser incómodos, pero sirven para algo. Te advierten de que algo importante para ti está en juego. Con los sentimientos de ansiedad, puedes pensar: “Tengo que hacerlo bien aquí”. O: “Esto cuenta, prepárate”. O: “Ten cuidado”.

La ansiedad pone en marcha la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Es una liberación normal de hormonas que te ayuda a reunir la concentración y la energía que necesitas para un reto o una posible amenaza. La respuesta de lucha o huida provoca las sensaciones físicas que pueden producirse con la ansiedad.

Por ejemplo, cuando estás ansioso, puedes sentir “mariposas” en el estómago. O puede tener las palmas de las manos sudorosas o temblorosas. Puede que notes la boca un poco seca. O que tienes la cara un poco caliente. Puede sentir que su respiración o sus latidos se aceleran. Con la ansiedad, es posible que sientas una o varias de estas cosas.

Ataque de ansiedad

La ansiedad es una sensación de inquietud ante la posibilidad de que algo le haga daño a usted o a un ser querido. Este sentimiento puede ser normal y a veces incluso útil. Si vas a empezar un nuevo trabajo o a hacer un examen, puede que te haga estar más alerta y preparado para la acción. Pero a veces la ansiedad puede persistir o volverse abrumadora. Cuando se interpone en el camino de la buena salud y la tranquilidad, se denomina trastorno de ansiedad.

Si tiene un trastorno de ansiedad, no está solo. Cada año, decenas de millones de estadounidenses de todas las edades sufren de ansiedad a largo plazo. Entre los niños, los trastornos de ansiedad son la forma más común de enfermedad mental, que pueden arrastrar hasta la edad adulta.

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Para quienes padecen trastornos de ansiedad, los miedos, las preocupaciones y las ansiedades pueden causar tanta angustia que interfieren en la vida cotidiana. La ansiedad crece de forma desproporcionada con respecto a la situación estresante o se produce cuando no hay ningún peligro real.

La ansiedad activa la respuesta del cuerpo al estrés. Casi todas las células, tejidos y órganos del cuerpo se ponen en alerta máxima. Esta respuesta al estrés puede desgastar el cuerpo con el tiempo. Las personas con ansiedad crónica (de larga duración) tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud tanto físicos como mentales. Algunas personas acuden al médico por dolores de cabeza, aceleración del corazón u otras molestias físicas sin darse cuenta de que estos síntomas pueden estar relacionados con la ansiedad que sienten.

Prueba de ansiedad por la salud

La ansiedad es algo muy físico. Es la forma que tiene nuestro cuerpo de dar la alarma, de sugerir que hay peligro. Lo hace aumentando nuestro ritmo cardíaco, haciendo que nuestro estómago se retuerza, haciéndonos sentir calor y frío, y todas esas cosas inquietantes que tanto pueden preocuparnos.

A veces puede ser algo que ni siquiera notamos. Sin embargo, lo que sí notamos es ese aumento del ritmo cardíaco. Esa sensación de que nos falta el aire y de que se nos aprieta el pecho. Es totalmente natural sentir estas cosas y pensar: “Me siento tan mal, como si me estuviera muriendo. Algo debe estar mal físicamente en mis pulmones y mi corazón”.

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La verdad es que los síntomas son muy reales. Sientes dolor y angustia en tu cuerpo. Sin embargo, aunque el dolor y la angustia son reales, las razones por las que nos relacionamos con ellos no lo son. No te sientes mal porque te estés muriendo, te sientes mal porque estás ansioso.

Esto puede ser especialmente confuso si lo que te ha provocado la ansiedad es quizá algo de tu cuerpo. Por ejemplo, cuando tenía 16 años tenía un bulto en el párpado. Lo palpé y estaba convencida de que era un cáncer. Inmediatamente, empecé a sentirme peor, me empezó a faltar la respiración e instantáneamente tomé eso como una señal de que tenía razón: podría estar sintiendo síntomas de este “cáncer”. Pero la verdad era que sólo me había rascado el párpado y los “síntomas” eran síntomas de ansiedad.

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