Ansiedad y espasmos musculares

Ansiedad y espasmos musculares

Escalofríos y tics aleatorios

Hágase esta pregunta: ¿Con qué frecuencia te sientes tranquilo y relajado? Si no puedes decir “la mayoría de las veces”, puede que tengas un trastorno de ansiedad. La ansiedad y la preocupación son partes normales de la vida. Pero no es normal sentirse ansioso y preocupado todo o casi todo el tiempo. La mayoría de los trastornos de ansiedad comienzan como respuesta a factores estresantes de la vida real. La respuesta normal de nuestro cuerpo al estrés se activa para ayudarnos a manejar situaciones difíciles o peligrosas, pero luego se apaga cuando el peligro ha pasado. Sin embargo, para aproximadamente el 10% de nosotros, una vez que la respuesta al estrés se activa, tenemos dificultades para apagarla. Esta situación se denomina Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG.

Los problemas crónicos de sueño son una de las manifestaciones más comunes de un trastorno de ansiedad persistente. Muchos pacientes con TAG tienen dificultades para conciliar el sueño porque su mente “no se apaga”. Cuando por fin se duermen, pueden tener dificultades para conciliar un sueño profundo y reparador. Pueden dar “vueltas en la cama” o despertarse incluso ante pequeños ruidos. Una vez que se despiertan, su mente puede entrar rápidamente en “modo de preocupación”, lo que dificulta que vuelvan a conciliar el sueño. En consecuencia, las personas con TAG suelen despertarse sintiéndose poco descansadas.

Tensión muscular

La ansiedad puede provocar muchas afecciones, sobre todo si te preocupas a menudo por tu salud. Los espasmos musculares son una de esas afecciones. Muchas personas experimentan extraños espasmos musculares con la ansiedad y, en algunos casos, estos espasmos pueden causar una gran angustia y más ansiedad.

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Los espasmos musculares son movimientos musculares repentinos e involuntarios. Suelen ser muy pequeños, como un tic o una patada, y suelen aparecer y desaparecer con bastante rapidez. También pueden ser calambres, un dolor muscular prolongado que también se considera un tipo de espasmo muscular. Ambos pueden estar causados por la ansiedad.

La ansiedad es un trastorno que hace que la gente asuma que incluso las sensaciones físicas normales que la mayoría de la gente simplemente ignora son causadas por algo más serio. La gente experimenta espasmos musculares y se dice a sí misma que debe ser algo peor, como la diabetes y la esclerosis múltiple. Este tipo de preocupaciones son un efecto secundario de la ansiedad.

También puede haber otras causas potenciales. Durante la ansiedad y los ataques de ansiedad, el cuerpo experimenta un estrés severo, y para responder a ese estrés utiliza nutrientes en los músculos y los huesos, como el magnesio. Estos nutrientes pueden ser necesarios para el correcto funcionamiento de los nervios y, en algunos casos, pueden hacer que los músculos se contraigan o sufran espasmos. Todos estos son vínculos potenciales entre los espasmos musculares y la ansiedad.

Ansiedad por las contracciones del cuello

Para que los músculos se mantengan sanos se necesita una cierta cantidad de impulso nervioso en un nivel básico. Ciertas situaciones de la vida cotidiana, así como las enfermedades, pueden crear un desequilibrio en la transmisión de la señal (cerebro, columna vertebral y nervios) o en la recepción de la señal (músculos), lo que provoca contracciones musculares.

Estrés – La ansiedad y el estrés pueden provocar contracciones al liberar neurotransmisores de los nervios que alimentan los músculos. Además, la ansiedad puede hacer que se hiperventile, o que se respire más rápido, lo que cambia la concentración de iones y el pH del cuerpo, y predispone a las contracciones musculares.

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Falta de sueño – El sueño nos ayuda a recargar el cuerpo. Unas cantidades inadecuadas de sueño pueden cambiar el equilibrio hormonal y alterar la excitabilidad subyacente de los músculos, haciendo que éstos sean más propensos a sufrir tirones. Los ciclos de sueño incompletos también pueden alterar la proporción de almacenamiento de neurotransmisores en el cerebro, lo que también puede cambiar la excitabilidad de los músculos.

Demasiada cafeína – La cafeína interactúa con una molécula llamada ADP, que es esencialmente la moneda para toda la transferencia de energía en nuestro cuerpo a nivel celular. Al cambiar las concentraciones de ADP y ATP, el exceso de cafeína puede cambiar la cantidad de energía en el músculo y causar contracciones musculares. Piensa en esto como un “exceso de carga en una batería o bujía” que provoca un disparo anormal de los nervios y los músculos.

Espasmos musculares en el brazo

Cuando comienza un ataque de ansiedad, la respiración puede cambiar.  Algunas personas experimentan un aumento drástico de la frecuencia respiratoria, mientras que otras encuentran que su respiración se vuelve más superficial.  Es importante tener en cuenta que este cambio en la respiración puede ser un síntoma de otra condición o enfermedad y no indica necesariamente la presencia de un trastorno de ansiedad.

El pulso puede empezar a acelerarse. Su respiración se vuelve superficial y puede perder el control de su respiración por completo. Es posible que empiece a hiperventilar o a sentir que no recibe suficiente aire. Puedes recuperar el control de tu respiración siguiendo esta sencilla técnica:  Siéntate en un lugar tranquilo y seguro en el que no haya ningún desencadenante de tus ataques de ansiedad o pánico.Coloca una mano en el pecho, justo encima del músculo del diafragma, en la parte inferior de la caja torácica.  Coloque la otra mano sobre el estómago y por debajo del músculo del diafragma, en la zona blanda entre el ombligo y las costillas. Debería sentir que el aire llena sus pulmones mientras su vientre empieza a sobresalir ligeramente hacia fuera, de forma similar a como se llena de aire un globo al inflarlo. Es importante respirar profundamente en el abdomen y no en la zona del pecho.Ahora exhale a través de los labios fruncidos, que es como hacer un mohín pero con muy poco esfuerzo.  Al exhalar, intente expulsar el aire sobrante de los pulmones con la mano situada encima del músculo del diafragma.

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