Controlar una crisis de ansiedad

Controlar una crisis de ansiedad

Síntomas de un ataque de ansiedad

Cualquiera puede enfrentarse a la ansiedad o la depresión durante una crisis, pero quienes las experimentan como condiciones crónicas de salud mental pueden sentirse especialmente impotentes. Al gestionar y asumir estas emociones, las personas pueden dar pasos hacia un cierto grado de autonomía y paz interior.

Las personas con discapacidades del desarrollo suelen tener una capacidad más limitada para procesar las crisis que otros niños y adultos: se basa casi por completo en lo que conocen de sus propias experiencias pasadas o de sus relaciones con el trauma, y en las reacciones de quienes les rodean.

Ciertos desencadenantes -ya sean auditivos o visuales- pueden desencadenar reacciones adversas que pueden ser difíciles de controlar. Es imperativo que los cuidadores aprendan qué es lo que desencadena a un individuo y cómo puede demostrar su angustia, o sus señales – como expresiones faciales, tics, un cambio en el patrón de habla (ralentizado o acelerado, tartamudeo, etc.), sudoración u otras respuestas fisiológicas, etc.

Los individuos autistas pueden mostrar una gran perturbación cuando se interrumpen las rutinas – ciertamente, una crisis representa una sacudida a la norma. Los responsables de la atención harán todo lo posible por preservar la mayor sensación de constancia posible, aunque el entorno deba cambiar necesariamente. Es importante ser lo más concreto posible en las explicaciones de lo que ocurre dentro de las capacidades del individuo. Una estrategia que recomiendan los psicólogos son las historias sociales, libros de cuentos ilustrados que contextualizan los escenarios sociales en un formato tangible y fácil de comprender.

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Cómo afrontar una crisis de ansiedad

Aquí tienes algunas ideas que pueden ser útiles. Algunas pueden aplicarse a ti y otras no, o puede que haya que adaptarlas a tu persona, a tu personalidad, a dónde y con quién vives, o a tu cultura. Sea creativo y experimente con estas ideas y estrategias.

Todas las cuestiones que puede tener que abordar durante esta situación de pandemia pueden parecer abrumadoras. Puede ser útil identificar qué cosas son realmente problemas que necesitan ser resueltos o abordados, y cuáles son sólo preocupaciones que no están necesariamente basadas en la realidad. Haga clic aquí para ver algunos pasos que puede dar para resolver los problemas que le surjan.

En situaciones de estrés, la gente suele sobrestimar lo mal que puede ir la situación, pero subestima lo bien que podrá afrontarla. Las personas son resistentes y tienen habilidades de afrontamiento que utilizan todos los días.

Los altos niveles de ansiedad y estrés suelen estar alimentados por nuestra forma de pensar. Por ejemplo, es posible que tengas pensamientos como “voy a morir” o “no hay nada que pueda hacer” o “no seré capaz de afrontarlo”. Estos pensamientos pueden ser tan fuertes que los creas como verdaderos.

Cómo calmar un ataque de ansiedad

La directora general de una startup está sentada en la oficina que acaba de alquilar para su empresa de rápido crecimiento. Es hora punta, pero las calles de fuera están tranquilas, al igual que los 600 cubículos vacíos de la puerta de su oficina. Ayer mismo, su equipo directivo tomó la difícil pero crucial decisión de enviar a todo el mundo a casa para trabajar en el futuro inmediato. En 30 minutos tiene que dirigir una videoconferencia para tranquilizar a sus empleados. Pero está desanimada, ansiosa y simplemente asustada.

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¿Cómo puede dirigir con autoridad y fuerza cuando se siente ansiosa? ¿Cómo puede inspirar y motivar a los demás cuando su mente y su corazón van a toda velocidad? Y si ocultas el miedo en un intento de ser un líder, ¿a dónde va a parar?

La ansiedad, por supuesto, tiene un propósito. Nos protege de los daños. El psicólogo Rollo May escribió por primera vez en 1977: “Ya no somos presa de tigres y mastodontes, sino del daño a nuestra autoestima, del ostracismo de nuestro grupo o de la amenaza de salir perdiendo en la lucha competitiva”. La forma de la ansiedad ha cambiado, pero la experiencia sigue siendo relativamente la misma”. En otras palabras, aunque a los humanos de hoy no nos persiguen los depredadores, nos persigue la incertidumbre sobre la salud de nuestros seres queridos, si tendremos trabajo la semana que viene o el año que viene, si nuestra empresa quebrará… preocupaciones que provocan las mismas respuestas neurológicas y físicas.

Llanto por ataque de ansiedad

Un ataque de pánico, definido por la Asociación Americana de Psicología como “una oleada repentina de miedo abrumador que aparece sin previo aviso y sin ninguna razón obvia”, puede afectar a cualquiera en cualquier momento, incluso en el trabajo. Las sensaciones y los síntomas físicos (como la falta de aire y la opresión en el pecho) son muy reales y pueden dar mucho miedo. Los ataques de pánico no le matarán, pero dependiendo de su gravedad y frecuencia, pueden tener un impacto significativo en su calidad de vida en todos los ámbitos, incluido el laboral. Los síntomas de los ataques de pánico, a menudo desencadenados por situaciones estresantes, suelen remitir cuando se acaba el estrés. Los desencadenantes más comunes en el trabajo son hablar en público, un conflicto, una reunión importante, una transición importante como un ascenso o un gran proyecto, o un acontecimiento social relacionado con el trabajo, como una reunión con un cliente clave o unas copas después del trabajo. La autora ofrece consejos para gestionar los síntomas y evitar que se apoderen de la jornada laboral, así como para apoyar a un compañero que pueda estar experimentando uno.

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