Leer quita la ansiedad
La lectura ayuda a combatir la ansiedad y la depresión
¿Con qué frecuencia lee en voz alta a alguien? Si tienes hijos, puede ser una actividad cotidiana, pero para muchos la lectura es una actividad solitaria. A medida que he ido viviendo estas semanas surrealistas, he empezado a preguntarme si leer en voz alta podría aportar un valor que la lectura para uno mismo no ofrece.
En algunos aspectos, siento que he aceptado el nuevo statu quo de mi vida diaria, y en otros, todavía me parece tan imposible e irreal como cuando empezó el distanciamiento social. Vivir con la incertidumbre puede ser un reto importante para cualquiera, pero esto puede agravarse aún más cuando también te enfrentas a la ansiedad diaria. Ahora más que nunca, las habilidades de afrontamiento que pueden ponerse en práctica fácilmente en el día a día son cruciales para manejar la ansiedad de forma positiva y sostenible.
Al comienzo de la cuarentena, empecé a considerar qué métodos podría utilizar para mantener mi salud mental durante este tiempo. Sabía que el ejercicio desempeñaría un papel, y sin duda ha tenido un impacto positivo. Sabía que la comunicación con la familia y los amigos desempeñaría un papel, y, paradójicamente, me encuentro más conectada que antes de que todo esto comenzara.
La lectura como mecanismo de afrontamiento
Cuando crecía, mi trastorno de ansiedad me afectaba en muchos aspectos, pero nunca en lo que respecta a la lectura. Leía de todo, pero las novelas de fantasía siempre fueron mis favoritas. Si me dieran una mujer caballero con un gato parlante, estaría contenta durante horas.
En la universidad, la fantasía pasó a un segundo plano ante mi nuevo amor literario: Las obras de Shakespeare. Me convertí en una empollona isabelina empedernida y cambié de especialidad para estudiar a Shakespeare y su historia casi exclusivamente. Cuando terminé mi licenciatura, miré hacia atrás en mis listas de lectura y me sentí insegura: Había hecho tanto en mi área específica, pero había tantos clásicos y diferentes períodos de tiempo que no había leído. Me sentía como un fraude de la carrera de inglés.
Había estado esperando la libertad de la graduación, de poder ponerme al día con los libros que me había perdido mientras leía las obras completas. Pero una vez que me gradué, me sentí completamente abrumada con mi lista de libros por leer. A medida que mi pila de libros TBR crecía, mi ansiedad aumentaba con ella.
Soy una de esas compradoras compulsivas de libros usados, así que tenía estanterías de libros que aún no había leído. Además, tenía muchos libros que me habían prestado mis amigos y que no había podido leer mientras estaba en la escuela. Me asusté totalmente a la hora de elegir lo que iba a leer a continuación: ¿era Moby Dick mi máxima prioridad? ¿Podría llamarme a mí misma una empollona de los libros si nunca había leído “Al faro”? ¿Cómo iba a reprimir las ganas de releer a Tamora Pierce?
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“La biblioterapia, sencillamente, consiste en los libros como terapia. No pretende sustituir a la medicina, pero puede complementarla”, dice el doctor Byrne. “En realidad es una reinvención de una idea tradicional. Los antiguos griegos utilizaban la poesía como terapia y la reina Victoria se consoló con las obras de Alfred Lord Tennyson cuando murió su marido, el príncipe Alberto. “Los libros pueden llevarte a un lugar diferente. Pueden relajarte y calmarte, y pueden ofrecerte sabiduría, o humor, o ambas cosas”.
El NHS está sintonizando cada vez más con los beneficios de las recetas literarias. Reading Well ofrece dos cosas: un plan de libros con receta que ayuda a las personas a entender y gestionar su salud mental; todas las listas de libros, que son de no ficción y de autoayuda, están avaladas por profesionales de la salud y cuentan con el apoyo de las bibliotecas públicas de Inglaterra. Además, el programa incluye una lista de libros de ficción para mejorar el estado de ánimo recomendados por los lectores, desde Eleanor Oliphant is Completely Fine, de Gail Honeyman, hasta The Pursuit of Love, de Nancy Mitford. También puedes inscribirte en un servicio de biblioterapia con The School of Life. Por 100 libras, rellenarás un cuestionario sobre tu relación con los libros, antes de tener una sesión individual con un biblioterapeuta que creará tu propia receta de libros.
Ansiedad por la lectura
Los investigadores también descubrieron que la lectura reducía el estrés mejor y más rápidamente que otros métodos como escuchar música (una reducción del 61 por ciento), beber té o café (una reducción del 54 por ciento) o dar un paseo (una reducción del 42 por ciento).
Además, la lectura estimula la imaginación y la creatividad, lo que hace que se activen las áreas del córtex prefrontal del cerebro que albergan el “freno de la ansiedad”, una parte importante del cerebro que desactiva la respuesta de emergencia.
El Dr. David Lewis, neuropsicólogo cognitivo que dirigió el estudio, dijo: “Realmente no importa qué libro se lea, al perderse en un libro completamente absorbente se puede escapar de las preocupaciones y el estrés del mundo cotidiano y pasar un rato explorando el dominio de la imaginación del autor”.
Ten en cuenta que el cuerpo tardará en calmarse tras una respuesta activa al estrés. Una vez que las hormonas del estrés están en el torrente sanguíneo, el cuerpo necesitará utilizarlas o expulsarlas antes de que puedas sentirte más tranquilo.
Al sentirse más tranquilo, el centro del miedo del cerebro (amígdala y otros) se vuelve menos activo y las áreas de racionalización del cerebro (corteza y otras) se vuelven más activas. Este cambio en la función cerebral puede potenciar el “freno de la ansiedad”, dándole más control sobre los pensamientos ansiosos.
