Maneras de lidiar con la ansiedad
Trastorno de ansiedad
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La ansiedad implica sentimientos de preocupación, miedo y aprehensión que tienen efectos cognitivos, emocionales y físicos. Puede dar lugar a pensamientos negativos y hacer que las personas se sientan fuera de control. También puede provocar sensaciones somáticas, como sudoración, temblores o dificultad para respirar.
Estos síntomas son habituales en las personas a las que se les ha diagnosticado un trastorno de ansiedad. Sin embargo, también pueden afectar a cualquier persona en distintos grados y en diferentes momentos. Afortunadamente, existen estrategias eficaces que puede utilizar para ayudar a afrontar la ansiedad tanto a corto como a largo plazo.
Si usted o un ser querido están luchando contra la ansiedad, póngase en contacto con la Línea Nacional de Ayuda de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) en el 1-800-662-4357 para obtener información sobre centros de apoyo y tratamiento en su zona.
Cómo lidiar con la ansiedad escolar
Llevas una hora en la cama y sigues sin poder conciliar el sueño. Estás ansioso pensando en tu trabajo o en tu 401(k); en algún problema con tus hijos que te pone de los nervios; en el inquietante estado del mundo o en la imparable inercia del tiempo.
Sea cual sea el problema, no te lo puedes quitar de la cabeza, pero reproducir el problema y tratar de afrontar la ansiedad en ese momento no funciona. Entonces empiezas a preocuparte por no poder dormir. “Mañana estaré hecho polvo”, te dices a ti mismo. “Tengo que dormir ahora”. Pero eso no reduce tu ansiedad ni un poco.
Aunque algunas personas experimentan ansiedad de forma más grave y/o más frecuente que otras, todos experimentamos ansiedad en nuestras vidas. Es una respuesta natural y común al estrés y a la incertidumbre sobre cosas que están a punto de ocurrir o que podrían ocurrir, pero que no han ocurrido (y probablemente no ocurrirán).
Las personas con síntomas persistentes e incómodos de ansiedad deben consultar siempre a un médico, ya que una prescripción puede ser el mejor curso de acción para sofocar la ansiedad paralizante o crónica. Sin embargo, hay muchas otras formas de reducir la ansiedad, científicamente probadas y sin receta, que son mucho más eficaces que el típico (y poco útil) consejo de “ser positivo”, “no preocuparse tanto” o simplemente “dejar de pensar en ello”.
Síntomas de un ataque de ansiedad
¿Se siente abrumado por la ansiedad? Tanto si los cambios recientes en la vida la han provocado como si es algo con lo que lleva luchando un tiempo, puede ser un reto saber cómo gestionar su ansiedad. Estos nueve consejos pueden ayudarte a empezar.
Los estados de ánimo no se crean sólo en la mente, sino en colaboración con el cuerpo. Pregunte a cualquiera que haya comido helado para animarse y le dirá que es cierto. Lo que alimentamos al cuerpo puede tener un enorme impacto en cómo nos sentimos.
La depresión es un trastorno complejo, una condición desencadenada por influencias bioquímicas, ambientales y psicológicas. Aunque los pacientes diagnosticados de trastorno bipolar suelen sufrir ataques de depresión, su estado es mucho más complejo.
Cuando los padres sospechan que su hijo padece un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o ya se le ha diagnosticado, introducir cambios en la dieta del niño, por ejemplo, podría tener efectos positivos significativos.
¿La forma en que alguien se comunica con usted le hace cuestionar su realidad? Entonces, tal vez le estén dando luz de gas. Cuando entiendas qué es el gaslighting, podrás identificar si eres su víctima y mejorar tu vida.
Sentirse ansioso sin razón
Comparte esto en:¡Copiado! La ansiedad nos pasa a todos. Sentirse ansioso o abrumado es una respuesta normal y saludable ante situaciones estresantes, como por ejemplo afrontar la incertidumbre de una crisis médica aguda. Pero eso no lo hace agradable.
La mayoría de los adultos necesitan entre siete y nueve horas de sueño cada noche. Para aumentar la cantidad de sueño que se obtiene, la Fundación Nacional del Sueño recomienda mantener un horario regular que incluya acostarse a la misma hora cada noche y levantarse a la misma hora cada mañana.
Las actuales Directrices federales sobre la actividad física para los estadounidenses recomiendan que los adultos realicen al menos entre 150 y 300 minutos de actividad física moderadamente intensa, como caminar a paso ligero, cada semana. También pueden realizar entre 75 y 150 minutos de actividad vigorosamente intensa, como correr, montar en bicicleta o nadar. La actividad aeróbica debe repartirse a lo largo de la semana.
Las investigaciones demuestran que los baños de bosque -paseos largos y lentos por la naturaleza con fines saludables- pueden reducir la presión arterial y aliviar la ansiedad. Una revisión de ensayos clínicos publicada en el International Journal of Biometeorology descubrió que los niveles de cortisol salival, biomarcadores del estrés, eran significativamente más bajos en los grupos que participaban en baños de bosque frente al grupo de control.