Sedantes para la ansiedad

Sedantes para la ansiedad

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¿Se puede utilizar el Benadryl (difenhidramina) para la ansiedad? Si vive con ansiedad y no le gustan los medicamentos tradicionales o aún no ha visitado a su médico, podría preguntarse si los medicamentos de venta libre (OTC) como el Benadryl podrían ayudarle a controlar sus síntomas.

Pero hay muchas preguntas: ¿Son seguros? ¿Funcionan? ¿Cuáles son los pros y los contras? Y, ¿puede utilizarlos para complementar otros tratamientos que pueda recibir? Este artículo considera cada una de estas preguntas para ayudarte a analizar tus opciones para tratar la ansiedad con medicamentos de venta libre como el Benadryl.

Lo primero es lo primero: probablemente te estés preguntando si los medicamentos de venta libre funcionan cuando se trata de tratar la ansiedad. Para responder a esta pregunta, primero consideremos los diferentes medicamentos de venta libre que puede usar para la ansiedad, porque el Benadryl es sólo uno de los muchos.

Parte II: Sedantes, hipnóticos y ansiolíticos

Los trastornos de ansiedad son la clase más común de trastornos psiquiátricos, con una prevalencia a lo largo de la vida en Estados Unidos de alrededor del 32%, según la National Comorbidity Survey Replication (NCS-R) (1). Entre los trastornos de ansiedad, el trastorno de ansiedad social (TAS) y la fobia específica (PE) son los más comunes (1). Según la Organización Mundial de la Salud, hay unos 264 millones de personas en el mundo que padecen trastornos de ansiedad, lo que representa un aumento del 15% desde 2005 (2). La ansiedad puede provocar ausencias en el trabajo y en la escuela y tiene un coste mayor que otros trastornos psiquiátricos debido a su mayor prevalencia (3-5). A pesar de ello, en los últimos 5-10 años se han realizado muchas menos investigaciones sobre nuevos tratamientos farmacológicos para los trastornos de ansiedad en comparación con el número de ensayos farmacológicos experimentales sobre tratamientos para el trastorno depresivo mayor (TDM), el trastorno bipolar y la esquizofrenia (www.clinicaltrials.gov).

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Parte de la razón de la relativa escasez de nuevos compuestos farmacológicos puede ser la existencia de medicamentos y psicoterapias eficaces para los trastornos de ansiedad aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), así como la percepción de que los trastornos de ansiedad se manejan adecuadamente con los tratamientos actualmente disponibles. Sin embargo, la bibliografía indica que sólo el 60-85% de los pacientes con trastornos de ansiedad responden (experimentan al menos una mejora del 50%) a los tratamientos biológicos y psicológicos actuales (6). Además, sólo la mitad de los que responden logran recuperarse (definidos como síntomas mínimos de ansiedad) (6). También hay pruebas que sugieren que los pacientes con trastornos de ansiedad, en particular el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y el TAS (7), tienen altas tasas de recurrencia y/o experimentan síntomas de ansiedad persistentes, especialmente si tienen un TEM comórbido (8). Podría haber varias explicaciones para la posible naturaleza refractaria de estos trastornos, como un diagnóstico erróneo, una mala adherencia al tratamiento, el consumo de sustancias u otras comorbilidades, aunque sugiere que los tratamientos convencionales pueden no ser eficaces para todos los pacientes y que deben desarrollarse farmacoterapias alternativas (9). Desgraciadamente, muchos de los tratamientos que se están investigando actualmente son simples modificaciones de tratamientos ya aprobados.

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Hipnóticos sedantes: Benzodiazepinas – Farmacología del SNC

Las benzodiacepinas son un grupo de medicamentos que pueden ayudar a reducir la ansiedad y facilitar el sueño. También se utilizan como relajantes musculares, para inducir la sedación en intervenciones quirúrgicas y otros procedimientos médicos, y en el tratamiento de las convulsiones y la abstinencia de alcohol. Las benzodiacepinas también se denominan tranquilizantes menores, sedantes o hipnóticos. Son los fármacos psicoactivos más recetados en el mundo.

Varios tipos de ejercicio, como caminar, correr, hacer yoga o tai chi, pueden ayudar, al igual que reducir el estrés en su vida y dedicar tiempo a actividades relajantes como la meditación, la lectura de un libro o un baño caliente. Hablar con un amigo, un familiar o un terapeuta de confianza y resolver los problemas que le preocupan también puede ayudar. Siempre que sea posible, deben probarse primero estos enfoques, antes de las benzodiacepinas. Sin embargo, cuando los enfoques no farmacológicos no son posibles o no ayudan, las benzodiacepinas pueden proporcionar alivio.

Cuando se utilizan adecuadamente, las benzodiacepinas son medicamentos seguros y eficaces. Sin embargo, tienen un potencial de abuso y pueden ser adictivas. Por este motivo, normalmente sólo se recomiendan para un uso a corto plazo u ocasional.

Benzodiacepinas vs Barbitúricos Sedantes de Enfermería

Las personas que esperan una intervención quirúrgica suelen experimentar altos niveles de ansiedad. Dicha ansiedad puede dar lugar a respuestas corporales negativas, como el aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, lo que provoca una curación más lenta de las heridas y un mayor riesgo de infección. La ansiedad elevada también puede afectar al inicio de la anestesia y ralentizar la recuperación postoperatoria. Para reducir la ansiedad de los pacientes, se administran regularmente sedantes y ansiolíticos antes de la cirugía. Sin embargo, éstos suelen tener efectos secundarios negativos, como provocar somnolencia y dificultades respiratorias, y pueden interactuar con los fármacos anestésicos para prolongar la recuperación del paciente y el alta. Por ello, cada vez se presta más atención a las intervenciones de musicoterapia y medicina musical, entre otras intervenciones no farmacológicas, para reducir la ansiedad preoperatoria. Las intervenciones se clasifican como “medicina musical” cuando el personal médico ofrece la escucha pasiva de música pregrabada. En cambio, la musicoterapia requiere la implementación de una intervención musical por parte de un musicoterapeuta capacitado, la presencia de un proceso terapéutico y el uso de experiencias musicales adaptadas personalmente. Se necesitaba una revisión sistemática para evaluar la eficacia de las intervenciones de musicoterapia y medicina musical para la reducción de la ansiedad preoperatoria.

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