Simbolo de la ansiedad
Símbolo de la ansiedad y la depresión
ResumenEste artículo trata de la relación entre los símbolos y el ritual. Se avanza la tesis de que la capacidad humana de producción de símbolos crea problemas disruptivos, así como ventajas adaptativas, y que el ritual sirve como un mecanismo importante para controlar estos aspectos disruptivos. La conciencia simbólica amplía enormemente el campo psicológico de un organismo, y se argumenta aquí que esta expansión genera a su vez problemas de organización de la información, de ampliación de la conciencia de la amenaza y de amplificación de los impulsos apetitivos. Estas extensiones de la conciencia son potencialmente perturbadoras y productoras de ansiedad para el individuo y pueden amenazar también la coherencia del grupo. Sostenemos que, al estructurar la expresión simbólica, el comportamiento ritual cumple la importante función de delimitar las tendencias proliferativas inherentes a la producción de símbolos y, por tanto, ayuda a controlar este potencial perturbador.
Qual Sociol 3, 251-271 (1980). https://doi.org/10.1007/BF00987328Download citationShare this articleAnyone you share the following link with will be able to read this content:Get shareable linkSorry, a shareable link is not currently available for this article.Copy to clipboard
Tatuaje para superar la depresión
Partiendo de la afirmación del propio Pound de que el poema encarna “el instante preciso en el que una cosa exterior y objetiva se transforma, o se lanza a una cosa interior y subjetiva” (“Vorticismo” 286), [→página 128] Hay interpreta la temporalidad indistinta del poema (“instante intemporal”; Hay 312) como la promulgación no sólo de la transformación del acto perceptivo del poeta (ver los rostros) en imagen poética (los pétalos), sino también de la interpretación del lector de esa transformación: “la imagen está al servicio de la intencionalidad autoral, pero esta intención se sitúa junto a las facultades del lector del poema” (314). Al anticipar, aunque sea de la manera más generalizada, el proceso de su recepción, el poema une, en efecto, “la interioridad del lector y la onticidad de la imagen” (314).
Por mucho que me complazca verle hacer un uso crítico literario de mi discusión sobre el símbolo, encuentro la analogía de Hay poco convincente por dos razones. La primera es la heterogeneidad de los términos de comparación. Hay entiende que la Imagen (palabra que pondré en mayúsculas al referirme a su aplicación a la poesía imagista) incorpora prolépticamente la respuesta del lector a la misma. Si esto es correcto, entonces la Imagen reconoce, aunque sea de forma matizada o problemática, que debe ser reconocida como imagen para poder funcionar como tal. Por el contrario, al identificar el significado del símbolo con su contenido ontológico – “El significado aquí es simultáneamente el ser mismo”, enseñó F. W. J. Schelling en sus conferencias sobre el arte en 1802-03 (411)- los teóricos románticos negaron de hecho al símbolo un carácter instituido, en el sentido del término de Gadamer (cf. 159-60).1) En otras palabras, como se suponía que su significado era inherente a él, el símbolo podía ser concebido como significativo incluso cuando no era empíricamente reconocido o reconocible. Así, mientras la Imagen anticipa ansiosamente su destinatario, el símbolo permanece sublimemente indiferente a si lo tiene o no.
Pensar demasiado en el tatuaje
La ansiedad es una emoción que se caracteriza por un estado desagradable de agitación interior y que incluye sentimientos de temor ante acontecimientos previstos[1][2]. Suele ir acompañada de comportamientos nerviosos como ir de un lado a otro, quejas somáticas y rumiación[3].
La ansiedad es una sensación de inquietud y preocupación, generalmente generalizada y desenfocada, como reacción exagerada ante una situación que sólo se percibe subjetivamente como amenazante[4]. Suele ir acompañada de tensión muscular,[5] inquietud, fatiga, incapacidad para recuperar el aliento, opresión en la región abdominal, náuseas y problemas de concentración. La ansiedad está estrechamente relacionada con el miedo,[6] que es una respuesta a una amenaza inmediata real o percibida (respuesta de lucha o huida); la ansiedad implica la expectativa de una amenaza futura, incluido el temor[5] Las personas que se enfrentan a la ansiedad pueden retirarse de situaciones que les han provocado ansiedad en el pasado[7].
Aunque la ansiedad es una respuesta típica del ser humano, cuando es excesiva o persiste más allá de los periodos apropiados para el desarrollo, puede diagnosticarse como un trastorno de ansiedad[8] Existen múltiples formas de trastorno de ansiedad (como el trastorno de ansiedad generalizado y el trastorno obsesivo compulsivo) con definiciones clínicas específicas. [9] Parte de la definición de un trastorno de ansiedad, que lo distingue de la ansiedad cotidiana, es que es persistente y suele durar 6 meses o más, aunque el criterio de duración pretende ser una guía general que permite cierto grado de flexibilidad y a veces es de menor duración en los niños[5].
Tatuaje de salud mental
Los trastornos de ansiedad son el más común de los problemas de salud mental. Se calcula que uno de cada 10 canadienses está afectado por ellos. Estos trastornos pueden tratarse con éxito, por lo que es importante reconocer la diferencia entre estar ansioso en respuesta a un acontecimiento real, y un trastorno de ansiedad que produce miedo o angustia desproporcionados a la situación.
Todo el mundo se siente ansioso en determinados momentos. La presión en el trabajo, la planificación de un gran acontecimiento o la realización de un examen pueden provocar sentimientos de cautela o incluso de miedo. Aunque estas situaciones son incómodas, pueden ser más graves para quienes padecen un trastorno de ansiedad.
Las personas que padecen trastornos de ansiedad tienen largos periodos de sentimientos intensos de miedo o angustia desproporcionados con respecto a los acontecimientos reales. Sus cerebros interpretan los acontecimientos reales o imaginados como mucho más arriesgados o peligrosos de lo que realmente son. Sus vidas están llenas de malestar y miedo, lo que interfiere en sus relaciones personales y profesionales.
Los trastornos de ansiedad afectan tanto a los niños como a los adultos. Con demasiada frecuencia, la gente confunde estos trastornos con debilidad o inestabilidad mental. El estigma social que acompaña a las enfermedades mentales suele impedir que quienes padecen trastornos de ansiedad pidan ayuda.