Ansiedad y dolor articular

¿Puede la ansiedad causar dolor en las articulaciones de los dedos?

Los dolores musculares y articulares pueden deberse a un sinfín de problemas, pero ¿podrían influir también nuestras emociones? ¿Podría la ansiedad o el estrés estar exacerbando o incluso provocando el dolor articular? Hoy analizamos la relación entre nuestro estado de ánimo y el dolor articular, y hablamos de 6 formas en que la ansiedad puede afectar a nuestras articulaciones y de lo que puede hacer para reducir los síntomas.

Aunque los dolores musculares y articulares son muy comunes, no son problemas que se asocien necesariamente con el estrés y la ansiedad. Sin embargo, como explicaré a continuación, ambos están estrechamente relacionados por una serie de razones. La ansiedad puede, por ejemplo:

Las emociones desagradables, como el estrés o la ansiedad, se han relacionado durante mucho tiempo con el aumento de los niveles de inflamación. Ahora bien, en pequeñas cantidades, la inflamación es en realidad algo bueno para el cuerpo, ya que actúa como parte de la respuesta inmunitaria natural, ayudando a curar las heridas y a expulsar las infecciones.

Sin embargo, como es habitual en los casos de estrés crónico, si tu cuerpo está siendo asaltado de forma persistente por oleadas de sustancias químicas proinflamatorias, puede tener un impacto en tus articulaciones. Puede hacer que se acumule líquido, lo que provoca hinchazón y reduce la movilidad; pero también hay que tener en cuenta que los estudios han relacionado el estrés con un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune.1

Dolor y ansiedad

El dolor articular suele estar relacionado con el envejecimiento y el ejercicio físico. Por ello, resulta un poco sorprendente que el dolor articular pueda ser causado por cambios en la salud mental. Sin embargo, muchas personas experimentan dolor articular a causa de la ansiedad de forma habitual, y en algunos casos ese dolor articular puede ser suficiente para alterar los movimientos cotidianos de una persona.

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El dolor articular es un síntoma de ansiedad complejo y que puede ser tanto mental como físico. Pero el dolor es genuino y, en muchos casos, es un tipo de dolor difícil de controlar y más difícil de superar.

La ansiedad y el dolor articular gozan de una relación complicada, y que no es tan simple como decir “la ansiedad provoca dolor articular”. La realidad es que la ansiedad causa problemas que afectan a la creación y la experiencia del dolor articular. Algunas personas padecerán absolutamente dolor articular a causa de la ansiedad, pero no todas las personas que afirman experimentar dolor articular están necesariamente experimentando el dolor que creen.

El dolor y las molestias articulares pueden ser increíblemente complejos, y es posible que la relación entre su propio dolor articular y la ansiedad no sea tan sencilla como la que se ha enumerado anteriormente. El estrés y la ansiedad afectan a la nutrición, afectan a las hormonas, afectan a la función de los órganos – afectan a todo lo que tiene que ver con el funcionamiento del cuerpo. Por eso, es posible que la relación entre el dolor articular y la ansiedad no esté nunca del todo clara.

Ardor en las rodillas ansiedad

Los objetivos del presente estudio fueron examinar las asociaciones entre la gravedad del dolor y la ansiedad en una población comunitaria que informaba de dolor articular, e investigar el tratamiento del dolor articular en presencia de ansiedad comórbida.

Se realizó una encuesta poblacional a personas de ≥45 años de edad, registradas en ocho consultas generales de Cheshire, Shropshire y Staffordshire, Reino Unido. Se pidió a los encuestados que informaran sobre la intensidad del dolor en las manos, las caderas, las rodillas y los pies (en una escala de clasificación numérica), sobre los síntomas de ansiedad (escala de siete ítems del trastorno de ansiedad generalizada [GAD-7]) y sobre los tratamientos recomendados por las directrices que utilizaban para controlar el dolor. La ansiedad clínica se definió por una puntuación de 10 o más en la escala GAD-7.

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Se incluyó en el análisis a un total de 11.222 encuestados con dolor articular, de los cuales 1.802 (16,1%) declararon tener ansiedad clínica. Los encuestados que declararon un dolor más intenso tenían más probabilidades de declarar ansiedad clínica (dolor intenso frente a dolor leve, odds ratio [OR] 5,36, intervalo de confianza [IC] del 95%: 4,56 a 6,31). El número de localizaciones del dolor también se asoció positivamente con la ansiedad clínica (cuatro frente a una localización; OR 3,64, IC del 95%: 3,09 a 4,30). Los pacientes con ansiedad clínica eran menos propensos a realizar ejercicios físicos generales (OR 0,60; IC del 95%: 0,52 a 0,70), pero más propensos a hacer dieta (OR 1,43; IC del 95%: 1,21 a 1,69), a utilizar ayudas para caminar (OR 1,53; IC del 95%: 1,32 a 1,77) y dispositivos de asistencia (OR 1,24; IC del 95%: 1,04 a 1,49), y más propensos a utilizar opiáceos (OR 1,34; IC del 95%: 1,18 a 1,52).

Dolores de ansiedad por doquier

Dado que Lievense et al [13] no incluyeron criterios específicos para la evaluación metodológica de los ensayos controlados aleatorios (ECA), se utilizó la escala PEDro para la evaluación de la calidad de los ECA [14]. La escala PEDro califica 11 aspectos de la calidad metodológica de los ECA como ausentes o presentes (Tabla 2). Como el primer punto (criterios de elegibilidad) no se puntúa, la puntuación total va de 0 a 10. Los estudios que obtienen una puntuación de <6 puntos se consideran de baja calidad, mientras que los que tienen una puntuación ≥6 puntos se consideran de alta calidad.Tabla 2 Los criterios de la escala PEDro utilizados para evaluar la calidad metodológica de los ensayos controlados aleatorios seleccionadosTabla completa

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Síntesis de datosDebido a la heterogeneidad de la metodología entre los estudios, se decidió utilizar una síntesis de la mejor evidencia para resumir los datos (Tabla 3). Los estudios se clasificaron según su diseño, considerándose los estudios de cohortes como un nivel de evidencia más alto que los estudios de casos y controles y los transversales. El nivel de evidencia de los estudios se determinó junto con la puntuación de calidad calculada para cada estudio. Cuando se identificaron sólo unos pocos estudios transversales de alta calidad con resultados consistentes y éstos no se ajustaban a uno de los niveles de evidencia de la síntesis de la mejor evidencia (Tabla 3), se describió la evidencia como “mínima”.Tabla 3

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