Trastorno de repolarizacion ansiedad
¿Puede la ansiedad causar ondas t anormales?
AntecedentesSe observa un aumento de la morbilidad y la mortalidad entre los pacientes con fibrilación auricular (FA), el tipo más común de arritmia [1,2,3]. La FA puede multiplicar por cinco, por dos, por tres y por dos el riesgo de ictus, demencia, insuficiencia cardiaca e infarto de miocardio, respectivamente [4, 5]. La FA puede aumentar el riesgo de mortalidad general en un 40-90% [5].
La prevalencia de la FA aumenta con la edad. Se ha demostrado que la prevalencia estimada de FA en China, Australia, Estados Unidos y Europa aumenta del 1 al 4% en los adultos a más del 8,8% en los adultos mayores de 80 años [3, 4]. Entre los adultos mayores de 60 años en California, EE.UU., la prevalencia de la FA fue significativamente mayor en los caucásicos (8,0%) que en los afroamericanos (3,8%), los hispanos (3,6%) y los asiáticos (3,9%) [6]. China es una región de bajo riesgo de FA [3]. Estudios epidemiológicos anteriores han informado de factores de riesgo de FA como el envejecimiento, la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y el consumo de alcohol [5, 7].
Causas de la anormalidad de la onda T
4. Trastornos de ansiedadLos trastornos de ansiedad son un fenómeno universal: exageraciones de las reacciones evolutivamente arraigadas a los peligros para el cuerpo o la psique. Los médicos de épocas anteriores se centraban en las manifestaciones somáticas de la ansiedad, como las palpitaciones, la falta de aire y otras similares. Incluso a finales del siglo XIX, los diversos trastornos que se engloban bajo el epígrafe de la ansiedad se describían y consideraban como entidades separadas, aún no unificadas como elementos de una clase particular de trastornos (Stone 2010). Hoy en día, los trastornos de ansiedad son clasificados por el DSM-IV-R en cuatro categorías principales: trastorno de pánico con y sin agorafobia, fobia social y otras fobias (por ejemplo, fobia simple y agorafobia sin antecedentes de ataques de pánico), trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de estrés postraumático y trastorno obsesivo compulsivo (Brown y Leyfer 2010).
7. Conclusión Los trastornos de ansiedad que se presentan junto con una enfermedad cardíaca deben ser reconocidos en etapas tempranas y deben ser tratados con cuidado. Los efectos de los fármacos sobre el corazón y las interacciones entre fármacos deben tenerse en cuenta en el tratamiento médico. Si aplicamos todos estos principios, los resultados serán satisfactorios. Durante el tratamiento, los médicos deben ser sensibles a los síntomas y trastornos psiquiátricos de sus pacientes.
Cambios en el ecg de los ataques de pánico
Desde su descripción inicial hace casi 80 años, el patrón de repolarización precoz (PRE) se ha considerado una variante electrocardiográfica normal. Se caracteriza por la elevación del punto J, que se manifiesta como un deslizamiento del QRS terminal (la transición del segmento QRS al segmento ST) o como una muesca (una desviación positiva inscrita en el complejo QRS terminal) asociada a una elevación cóncava del segmento ST hacia arriba y a ondas T prominentes en al menos dos derivaciones contiguas.1
A pesar de su caracterización como variante benigna, las pruebas preliminares han sugerido que la ERP en las derivaciones inferiores se asocia a un mayor riesgo de muerte súbita cardíaca (MSC) en adultos de mediana edad. Fue una conmoción cuando esto fue reportado por primera vez en 2008 por Haissaguerre et al. en el New England Journal of Medicine.2
Hasta 2011, la prevalencia, las asociaciones clínicas y los mecanismos subyacentes de este subtipo de ERP potencialmente maligno seguían sin estudiarse en gran medida en atletas jóvenes de competición. Entonces Aaron L. Baggish, MD, y otros informaron de los resultados de su evaluación de la ERP en una cohorte transversal de atletas (n = 879) inscritos en la Iniciativa Atlética de Harvard, un esfuerzo continuo diseñado para abordar numerosos aspectos de la salud cardiovascular de los estudiantes-atletas.3
Causas de la inversión de la onda T en las mujeres
Hemos leído con gran interés el artículo titulado “Dispersión de la onda P y del QT en pacientes con trastorno de conversión” de Izci et al1 en Therapeutics and Clinical Risk Management. En esta investigación bien diseñada, Izci et al estudiaron la dispersión QT (QTd) y la dispersión de la onda P (Pd) en pacientes con trastorno de conversión (TC). En conclusión, informaron de que los valores de QT corregido (QTc) y QTd estaban significativamente alterados en los pacientes con EC en comparación con los controles sanos, pero que no había diferencias significativas en cuanto a la Pd.
Nuestra opinión es que, si se hubieran medido los intervalos QTc en este estudio, podrían haberse encontrado alterados en los pacientes con EC. Además, en relación con las observaciones mencionadas, si Izci et al hubieran medido el intervalo Tp-e y la relación Tp-e/QT en su estudio, podrían haber encontrado un aumento del TDR en sus pacientes con EC. Teniendo en cuenta todos los datos sobre Pd, AEC, QTd y TDR, su estudio podría haber revelado los efectos de la EC en la heterogeneidad eléctrica del miocardio de forma más completa en muchos aspectos.