Manual práctico para la ansiedad y las preocupaciones

Manual práctico para la ansiedad y las preocupaciones

Hoja de trabajo del diario de preocupaciones

Domina tus preocupaciones: Este cuaderno de trabajo está diseñado para proporcionarle información sobre la preocupación crónica y el trastorno de ansiedad generalizada, así como sugerencias de estrategias para controlar su preocupación y ansiedad.    Está organizado en módulos que están diseñados para ser trabajados en secuencia.    Le recomendamos que complete un módulo antes de pasar al siguiente. Cada módulo incluye información, hojas de trabajo y sugerencias de ejercicios o actividades.

Este módulo se centra en reforzar la atención para que la mente no se distraiga tan fácilmente con las preocupaciones. Te ayudará a mantenerte centrado en el presente, a mantener tu mente en la tarea que tienes entre manos y a aprender a desengancharte de tus pensamientos preocupantes.

El objetivo de este módulo es examinar tu necesidad de certeza, ver cómo esta necesidad mantiene la preocupación, describir formas de desafiar esta necesidad y discutir cómo aceptar finalmente la incertidumbre en tu vida.

Hoja de trabajo para la gestión de la preocupación

Sin embargo, la activación excesiva de la respuesta de ansiedad puede tener un impacto debilitante, y las dificultades de ansiedad son uno de los problemas de salud mental que se presentan con más frecuencia (Stansfeld et al., 2016). Afortunadamente, existen muchas herramientas de gestión de la ansiedad basadas en la evidencia.

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  La ansiedad afecta el habla

La ansiedad es una respuesta emocional normal y adaptativa, definida como sentimientos de angustia, preocupación y síntomas fisiológicos en el contexto de la anticipación aprensiva de un peligro o desgracia futuros (American Psychological Association, 2013).

La ansiedad es la activación de la respuesta corporal de lucha, huida o congelación, que a menudo se experimenta como inquietud, temblores, falta de concentración, sudoración, palpitaciones, falta de aliento e irritabilidad (Clark y Beck, 2011).

Técnicas de gestión de la preocupación

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es el tratamiento de elección para el trastorno de ansiedad social (TAS). Sin embargo, según el modelo metacognitivo, la causa principal del trastorno psicológico son otros factores además de los que se destacan en la TCC. La terapia metacognitiva (TMC) tiene como objetivo un estilo de pensamiento perseverativo denominado síndrome cognitivo atencional y sus creencias metacognitivas subyacentes (creencias sobre la cognición). El presente estudio tiene como objetivo explorar los efectos de la TMC genérica para el TAS. Los efectos relacionados con el tratamiento se evaluaron mediante la metodología de casos individuales de replicación directa (A-B) en tres pacientes con diferentes subtipos de TAS; tipo de rendimiento, generalizado y generalizado más trastorno de personalidad por evitación, que representan una gravedad/complejidad creciente del TAS. Todos los pacientes respondieron durante el tratamiento y lograron reducciones sustanciales de los síntomas que se mantuvieron en gran medida a los 6 meses de seguimiento. La terapia metacognitiva parece ser un tratamiento adecuado y se asoció con resultados positivos para los pacientes con diferentes presentaciones del TAS.

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Gestión de la preocupación pdf

La preocupación es una respuesta eficaz a corto plazo ante la incertidumbre que puede autoperpetuarse con consecuencias adversas a largo plazo. La preocupación reduce la incertidumbre subjetiva, contribuye a una sensación de vigilancia y preparación, amortigua la excitación autonómica y alimenta la creencia de que los sucesos inciertos y el riesgo general pueden ser controlados.1 Cuando este alivio se une a la probable no ocurrencia de sucesos temidos de baja probabilidad, puede reforzar poderosamente la respuesta de preocupación, dando forma a la creencia de que la preocupación es adaptativa y que, de alguna manera, evita que sucedan cosas malas. La preocupación también es una forma de supresión emocional y de evitación cognitiva que se autoperpetúa, en parte porque bloquea otras emociones como el miedo o la ira. El paciente con preocupación excesiva suele mostrar una constelación de creencias y hábitos desadaptativos relacionados con la preocupación (Tabla 1).

Intolerancia a la incertidumbre: “Si pienso lo suficiente en esto, debería tener una sensación de certeza”; “Intolerancia al malestar: “Si puedo pensar en esto, no tendré que sentirme así”; “Sentido de culpabilidad exagerado: “Si ocurren cosas malas, es mi culpa”; “Evaluaciones de riesgo/razonamiento emocional distorsionados: “Si parece probable, es probable. Si parece peligroso, es peligroso”. Perfeccionismo sobre los errores: “Los errores significan que he metido la pata porque no tenía el control”. Pesimismo/supuesta incapacidad: “Me van a pasar cosas malas y no voy a ser capaz de afrontarlas”. Virtud mal interpretada: “La preocupación demuestra lo mucho que me importan mis hijos”. Sobrevaloración del proceso de pensamiento: “Como tengo un pensamiento, es importante y debo prestarle toda mi atención”. Creencias mágicas implícitas sobre la preocupación: “La preocupación evita que ocurran cosas malas. Evita que me den gato por liebre. La preocupación evita que ocurran cosas malas, evita que me sorprendan y mantiene a mis seres queridos a salvo”. Me estoy poniendo enfermo. Tengo que dejar de preocuparme”.

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