Microbiota intestinal y ansiedad

Ansiedad, depresión y microbioma: el papel de los péptidos intestinales

Antecedentes: El trastorno depresivo mayor (TDM) y el trastorno de ansiedad general (TAG) comparten muchas características comunes, lo que conlleva numerosos retos en su diagnóstico diferencial. Dada la importancia del eje microbiota-intestino-cerebro, investigamos las diferencias en la microbiota intestinal entre casos representativos de estas dos enfermedades y tratamos de desarrollar un enfoque basado en el microbioma para su diagnóstico diferencial.

Métodos: En el presente estudio se incluyeron 23 pacientes con MDD, 21 con GAD y 10 sujetos sanos (healthy crowd, HC). Se utilizó el análisis de secuenciación del gen 16S rRNA para determinar las composiciones microbianas del microbioma intestinal basado en Illumina Miseq y de acuerdo con el protocolo estándar.

Resultados: GAD mostró una diferencia significativa en la riqueza y diversidad de la microbiota en comparación con HC. Además, Otu24167, Otu19140 y Otu19751 disminuyeron significativamente en MDD en relación con HC, y Otu2581 y Otu10585 aumentaron significativamente en GAD en relación con MDD. A nivel de género, las abundancias de Sutterella y Fusicatenibacter fueron significativamente menores en MDD en relación con HC, y las abundancias de Fusicatenibacter y Christensenellaceae_R7_group fueron significativamente menores en GAD que en HC. La abundancia de Sutterella fue significativamente mayor, mientras que la de Faecalibacterium fue significativamente menor en GAD en relación con MDD. Además, observamos que el grupo Christensenellaceae_R7 se correlacionó negativamente con la puntuación del factor (Limitado a la desesperanza) y la puntuación total del HAMD-24 (p < 0,05), mientras que Fusicatenibacter se correlacionó negativamente con el FT4 (p < 0,05). Además, el grupo GAD mostró diferencias significativas a nivel de género para Faecalibacterium, que se correlacionó negativamente con el PTC (p < 0,05).

Qué bacterias intestinales producen serotonina

La conexión entre el intestino y el cerebro no es una broma; puede relacionar la ansiedad con los problemas estomacales y viceversa. ¿Ha tenido alguna vez una experiencia que le haya hecho sentir “tripas”? ¿Ciertas situaciones le hacen “sentir náuseas”? ¿Ha sentido alguna vez “mariposas” en el estómago? Utilizamos estas expresiones por una razón. El tracto gastrointestinal es sensible a las emociones. La ira, la ansiedad, la tristeza, la euforia… todos estos sentimientos (y otros) pueden desencadenar síntomas en el intestino.

  Ansiedad miedo a enloquecer

El cerebro tiene un efecto directo sobre el estómago y los intestinos. Por ejemplo, el mero hecho de pensar en comer puede liberar los jugos del estómago antes de que llegue la comida. Esta conexión va en ambos sentidos. Un intestino con problemas puede enviar señales al cerebro, al igual que un cerebro con problemas puede enviar señales al intestino. Por lo tanto, el malestar estomacal o intestinal de una persona puede ser la causa o el producto de la ansiedad, el estrés o la depresión. Esto se debe a que el cerebro y el sistema gastrointestinal (GI) están íntimamente conectados.

Esto es especialmente cierto en los casos en que una persona experimenta un malestar gastrointestinal sin una causa física evidente. En el caso de estos trastornos gastrointestinales funcionales, es difícil tratar de curar un intestino afligido sin tener en cuenta el papel del estrés y las emociones.

Microbiota intestinal y trastornos psiquiátricos

Desde 2010, la ansiedad se ha convertido en la sexta discapacidad más común en todo el mundo, perjudicando la vida de millones de personas. Esta afección inducida por el estrés aumentó constantemente durante la pandemia, lo que despertó el interés de los investigadores de la salud mental. Aunque el estrés ambiental puede empeorar la ansiedad, los genes también desempeñan un papel.

  La ansiedad produce mareos

En la Universidad de California, un equipo de investigadores se interesó por cómo la activación o desactivación de los genes afecta a los síntomas de ansiedad. El equipo comenzó a descifrar el problema realizando experimentos con ratones sobre el microbioma intestinal, una comunidad de microorganismos que viven en los intestinos de los mamíferos, incluidos los humanos, y que nos ayudan a digerir y absorber los nutrientes.

En estudios anteriores, los investigadores han identificado muchos genes que se asocian a comportamientos similares a la ansiedad, lo que permite clasificar a los individuos con baja y alta ansiedad en función de estas características genéticas. También sabemos que hay distintos grupos de bacterias que viven en nuestro intestino y que son más comunes en las personas con comportamientos similares a la ansiedad. En su lectura de fondo, los investigadores aprendieron que el microbioma intestinal podría incluso predecir las enfermedades neurológicas a las que se es susceptible.

La serotonina en el intestino y la ansiedad

Entender cómo influye el microbioma en la salud y la enfermedad se ha convertido en un importante campo de investigación en todos los ámbitos de las ciencias biomédicas y de la salud. Un amplio conjunto de trabajos en modelos animales ha establecido un vínculo entre el microbioma intestinal y el comportamiento ansioso. Los trabajos fundacionales en ratones sin gérmenes fueron el catalizador para que los neurocientíficos consideraran el eje microbiota-cerebro y la salud cerebral. Las investigaciones que manipulan el microbioma, incluido el uso de ratones sin gérmenes, antibióticos y probióticos, proporcionan pruebas de que la microbiota influye en los sistemas de estrés y, en particular, en el comportamiento similar a la ansiedad. La consideración del comportamiento similar a la ansiedad en modelos animales de trastornos metabólicos e inflamatorios amplía el alcance del trabajo y están surgiendo correlaciones en los estudios clínicos. En este capítulo se destacan los trabajos realizados hasta la fecha en estudios animales y se revisa la literatura clínica reciente que traslada estas observaciones a los trastornos de ansiedad.

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Dosificación del fármaco: Los autores y la editorial han hecho todo lo posible para garantizar que la selección y la dosificación de los fármacos que se exponen en este texto estén de acuerdo con las recomendaciones y la práctica actuales en el momento de la publicación. Sin embargo, en vista de la investigación en curso, los cambios en las regulaciones gubernamentales y el flujo constante de información relacionada con la terapia y las reacciones a los medicamentos, se insta al lector a revisar el prospecto de cada medicamento para ver si hay cambios en las indicaciones y la dosificación y si se añaden advertencias y precauciones. Esto es especialmente importante cuando el agente recomendado es un medicamento nuevo y/o de uso poco frecuente.

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