Malas digestiones por ansiedad

Malas digestiones por ansiedad

Estómago estresado

El dolor de estómago es una dolencia que se da con frecuencia en la población general. No es inusual que estos problemas estomacales produzcan cierto estrés en un individuo, pero puede ser preocupante si estos dolores conducen a importantes problemas de salud mental. La relación entre algunos dolores abdominales, como el síndrome intestinal, y la depresión o la ansiedad ha ido ganando mucho interés. Sin embargo, los estudios previos que han investigado empíricamente esta relación son escasos.

Para analizar el impacto de tener problemas gastrointestinales, entre otras condiciones socioeconómicas, en la aparición de la depresión y la ansiedad en la población española, comparamos el tratamiento de las enfermedades gastrointestinales como exógenas en un modelo probit de una sola ecuación con un modelo probit bivariante en el que esta variable se trata como endógena. Una prueba de razón de verosimilitud del coeficiente de correlación de las alteraciones sugiere que los problemas gastrointestinales son endógenos. Por lo tanto, el enfoque adoptado aquí permite probar directamente la hipótesis de que tener problemas gastrointestinales y la aparición de enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad están determinados conjuntamente por ciertos factores socioeconómicos. Se ha analizado un estudio analítico transversal a partir de los datos de una encuesta de indicadores de salud y condiciones de vida de 2017 que ha desarrollado la Oficina Española de Estadística.

Motilidad intestinal por estrés

El cuerpo humano está programado para reaccionar al estrés: el estrés provoca la respuesta de “lucha o huida” que nos mantiene a salvo de los depredadores. Cuando sentimos estrés o ansiedad, nuestro sistema nervioso libera una avalancha de hormonas que preparan al cuerpo para luchar contra nuestros enemigos o para huir para salvar la vida. Estas hormonas aumentan nuestra presión sanguínea para llevar más sangre rica en oxígeno a nuestros músculos, aumentan el tamaño de las pupilas de nuestros ojos para que podamos ver mejor y nos hacen más conscientes y observadores.

  Las redes sociales generan ansiedad

La diarrea es común. De hecho, los adultos de Estados Unidos experimentan una diarrea aguda una vez al año por término medio. Los médicos definen la diarrea como heces sueltas o acuosas, acompañadas de calambres abdominales y deposiciones frecuentes. Los casos leves duran uno o dos días; los casos agudos de diarrea pueden durar 3 semanas. La diarrea crónica puede persistir durante un mes o más.

Una hormona del estrés, en concreto el cortisol, afecta al intestino cuando se está bajo presión. El estrés hace que los niveles de cortisol aumenten; el aumento de los niveles de cortisol disminuye el flujo de sangre y oxígeno a su estómago, por ejemplo, causando calambres estomacales repentinos. Los niveles elevados de cortisol también pueden provocar la inflamación del tracto digestivo y alterar el equilibrio entre las bacterias beneficiosas y perjudiciales que viven en el tracto digestivo.

Hinchazón por estrés

¿Tiene una entrevista de trabajo o una presentación importante? ¿Está ansioso por el futuro debido a problemas actuales? ¿O sufres de ansiedad por cualquier otro motivo y también experimentas extrañas “mariposas” en el estómago y sensaciones bruscas que te hacen sentir incómodo y dolorido? Pues bien, todo esto está interrelacionado; la ansiedad se corresponde directamente con la mala digestión y los gases estomacales, lo que provoca dolor de estómago y un malestar extremo. Mientras que algunas personas no experimentan ningún síntoma de este tipo, puede haber otras que sufran síntomas intensos, como gases estomacales, a causa de la ansiedad. La ansiedad provoca cambios importantes en el intestino porque el cerebro y el intestino tienen una poderosa conexión bidireccional. El cerebro envía señales al estómago para que coma y, en el proceso, libere jugos para descomponer los alimentos adecuadamente. Cuando el cerebro se altera, automáticamente se produce una alteración en el intestino y en las actividades relacionadas, como la digestión. El intestino suele denominarse el segundo cerebro del cuerpo.

  Tomo lorazepam y sigo con ansiedad

Respuesta de lucha o huida: La respuesta de lucha o huida, también conocida como respuesta de estrés agudo, es un efecto de la ansiedad. La reacción la da el cuerpo cuando percibe un acontecimiento adverso o una amenaza para la supervivencia. La respuesta de lucha o huida desencadena una actividad cerebral aguda, eleva los latidos del corazón y desvía el exceso de sangre y nutrientes a los brazos y las piernas para poder responder a la amenaza con eficacia. Sin embargo, en este proceso se restringe o detiene el funcionamiento del intestino. Esto es casi imperceptible a corto plazo, pero perjudicial a largo plazo.

Caca de ansiedad

“El estrés y la ansiedad pueden desencadenar contracciones más frecuentes o más fuertes en el tracto gastrointestinal que algunos pueden percibir como incómodas o incluso dolorosas”, dice el gastroenterólogo William Chey, M.D., profesor de gastroenterología y ciencias de la nutrición en Michigan Medicine.

Además del dolor de barriga, el estrés puede desencadenar una amplia gama de otros síntomas intestinales, como ardor de estómago, náuseas, hinchazón, un cambio en el patrón intestinal o, en casos raros, incluso dolor rectal, dice Chey. Los pacientes que ya padecen el síndrome del intestino irritable, un trastorno crónico caracterizado por el dolor de estómago, los calambres y la modificación de los hábitos intestinales, pueden experimentar un aumento de sus síntomas.

  La ansiedad se quita sola

El estrés influye en el intestino porque cada persona tiene una “conexión directa” entre el cerebro en la cabeza y el sistema nervioso alojado en el tracto gastrointestinal, llamado sistema nervioso entérico, dice Chey. El sistema nervioso entérico vive dentro de la pared del tracto gastrointestinal y se comunica con el cerebro a través de la médula espinal. Aunque el sistema nervioso entérico suele dirigir el tracto gastrointestinal de forma independiente, el cerebro puede influir en su comportamiento. En momentos de estrés, puede enviar una señal de socorro que hace que el sistema gastrointestinal funcione de forma diferente. Además, el estrés hace que los nervios del intestino sean demasiado sensibles, por lo que cosas que normalmente ni siquiera se perciben a nivel consciente se perciben como síntomas intestinales desagradables.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.Más información
Privacidad