Tecnicas para controlar un ataque de ansiedad
Ataque de pánico cómo parar
La recuperación es posible con un tratamiento adecuado, como la terapia de exposición, el entrenamiento de la atención y una serie de técnicas de gestión de la ansiedad que pueden ayudarte a controlar los síntomas. Puedes aprender las siguientes estrategias por ti mismo (utilizando libros o haciendo cursos, por ejemplo) o puedes consultar con un profesional capacitado. Manejo de la ansiedad Algunas de las opciones de manejo de los trastornos de ansiedad son: Aprender sobre la ansiedad El viejo adagio “el conocimiento es poder” se aplica aquí: aprender todo sobre la ansiedad es fundamental para la recuperación. Por ejemplo, la educación incluye el examen de la fisiología de la respuesta de “huir o luchar”, que es la forma que tiene el cuerpo de enfrentarse a un peligro inminente. En el caso de las personas con trastornos de ansiedad, esta respuesta se desencadena de forma inadecuada ante situaciones que generalmente son inofensivas. La educación es una forma importante de promover el control de los síntomas. Mindfulness Cuando se siente ansiedad, una persona puede pasar una cantidad significativa de tiempo atrapada en pensamientos que provocan ansiedad. La atención plena nos guía para devolver nuestra atención al momento presente y desengancharnos de los pensamientos que pueden ser inútiles.
Ataque de pánico
Las investigaciones han revelado que casi todo el mundo experimentará un ataque de ansiedad al menos una vez en su vida. Las personas que se comportan de forma más aprensiva que la población general suelen experimentar muchos ataques de ansiedad. Algunas personas ansiosas, aproximadamente el 3%, desarrollan un trastorno por ataques de pánico (TAP).
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), define los ataques de pánico como Un ataque de pánico es un episodio súbito de miedo intenso que desencadena reacciones físicas graves cuando no hay peligro real ni causa aparente[1].
El pánico se convierte en un trastorno cuando los ataques de pánico son frecuentes e interfieren con un estilo de vida normal. Más concretamente, el DSM-5 describe los criterios del trastorno de pánico como ataques de pánico que deben estar asociados a una preocupación persistente durante más de un mes por: (1) sufrir otro ataque o por las consecuencias del ataque, o (2) cambios de comportamiento desadaptativos significativos relacionados con el ataque.
Para hacer el diagnóstico de trastorno de pánico, los ataques de pánico no pueden ser consecuencia directa o fisiológica del consumo de sustancias (intoxicación o abstinencia), de condiciones médicas o de otro trastorno psiquiátrico. Otros síntomas o signos pueden ser dolor de cabeza, manos frías, diarrea, insomnio, fatiga, pensamientos intrusivos y rumiaciones[1].
Cómo ayudar a la ansiedad
Estos síntomas son desagradables y pueden ser muy aterradores debido a su intensidad, haciendo que la persona sienta que va a morir (de un ataque al corazón, asfixia, etc.) o que se va a desmayar. Como resultado de este miedo, la persona se asusta de experimentar el siguiente ataque de pánico, lo que conduce a la sensación de pánico (“miedo al miedo”) y sus síntomas físicos de pánico empeoran, afectando a la salud mental en general.
Nadie quiere experimentar ataques de pánico, por lo que la persona puede empezar a evitar las situaciones que puedan provocar ataques de pánico, como los lugares concurridos, los lugares públicos, los espacios abiertos, los lugares cerrados o los lugares alejados de casa.
En la medida de lo posible, debe permanecer en el lugar donde se encuentra durante un ataque de pánico. Como el ataque puede durar hasta una hora, puede ser necesario que se detenga y aparque donde sea seguro hacerlo si está conduciendo. A continuación, haz una pausa, observa tus pensamientos y dite a ti mismo que tu mente está reaccionando a estos pensamientos y a la ansiedad. Estos sentimientos son normales, es sólo el sistema de alarma del cuerpo haciendo su trabajo cuando no es necesario.
Cómo lidiar con la ansiedad
Tener sentimientos ocasionales de ansiedad es una parte normal de la vida, pero las personas con trastornos de ansiedad experimentan ansiedad, miedo, terror y pánico frecuentes y excesivos en situaciones cotidianas. Estos sentimientos no son saludables si afectan a su calidad de vida y le impiden funcionar con normalidad.
Si la ansiedad afecta a su vida y a sus relaciones, debe acudir a su médico. Su proveedor puede ayudarle a descartar cualquier problema de salud física subyacente antes de acudir a un profesional de la salud mental.
Es posible que sus preocupaciones no desaparezcan por sí solas y que empeoren con el tiempo si no busca ayuda. Acuda a su médico o a un profesional de la salud mental antes de que su ansiedad empeore. Es más fácil de tratar si buscas ayuda a tiempo.