Es imposible volverse loco por ansiedad

Es imposible volverse loco por ansiedad

Desrealización ¿me estoy volviendo loco?

¿Tienes ansiedad? ¿Ha intentado todo para superarla, pero no hace más que repetirse? ¿Quizás pensó que la había superado, sólo para que los síntomas volvieran con fuerza? Sean cuales sean sus circunstancias, la ciencia puede ayudarle a vencer la ansiedad para siempre.

La ansiedad puede manifestarse en forma de miedo, inquietud, incapacidad para concentrarse en el trabajo o los estudios, dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido por la noche, o facilidad para irritarse. En situaciones sociales, puede dificultar la conversación con los demás; puede sentir que le juzgan constantemente, o tener síntomas como tartamudeo, sudoración, rubor o malestar estomacal.

Puede aparecer de repente como un ataque de pánico, cuando los picos repentinos de ansiedad te hacen sentir que estás a punto de tener un ataque al corazón, volverte loco o perder el control. O puede estar presente todo el tiempo, como en el caso del trastorno de ansiedad generalizada, en el que la preocupación difusa y omnipresente te consume y miras al futuro con temor.

La mayoría de la gente la experimenta en algún momento, pero si la ansiedad empieza a interferir en su vida, su sueño, su capacidad para entablar relaciones o su productividad en el trabajo o los estudios, es posible que sufra un trastorno de ansiedad. Las investigaciones demuestran que, si no se trata, la ansiedad puede conducir a la depresión, la muerte prematura y el suicidio. Y aunque efectivamente puede provocar estas graves consecuencias para la salud, la medicación que se prescribe para tratar la ansiedad no suele funcionar a largo plazo. Los síntomas suelen reaparecer y se vuelve al punto de partida.

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El miedo a volverse loco

Si 2.600 millones de personas padecen una enfermedad, se podría pensar que todos estaríamos más familiarizados con ella. Después de todo, esa cifra representa el 33,7% de la población mundial. También representa la parte de esa población que en algún momento experimentará un trastorno de ansiedad, según los Institutos Nacionales de la Salud. Para esos miles de millones, la experiencia de la ansiedad clínica puede ir desde una inquietud persistente, distracción y una especie de apretón de todo el cuerpo, hasta la crisis paralizante de un ataque de pánico en toda regla. Todo ello es muy desagradable; todo ello es un estado del que se intenta escapar, lo que normalmente sólo lo empeora. Pero todo ello, afortunadamente, es diagnosticable, controlable y, en última instancia, tratable. La clave está en reconocer si la ansiedad alcanza el nivel de un trastorno clínico y, en ese caso, qué hacer al respecto.

La ansiedad puede, por definición, sentirse mal, pero eso no significa que sea mala. Hay un mundo amenazante ahí fuera y el cerebro necesita una forma de llamar la atención cuando se tropieza con el peligro. De ello se encargan dos regiones cerebrales: la amígdala, situada en el sótano del cerebro, y la corteza cerebral, más elevada y compleja. Como corresponde a su humilde ubicación, la amígdala procesa emociones muy básicas -miedo, ira, culpa, envidia- y las gestiona de forma rápida e irreflexiva. El miedo que se experimenta ante un desconocido amenazante y el que se experimenta ante una película de miedo hacen saltar las mismas alarmas de la amígdala, y lo hacen en 20 milisegundos, algo muy bueno si el peligro es real. La tarea de determinar si lo es o no pasa a la corteza cerebral, que analiza las cosas con más frialdad y responde a la amenaza o apaga la sirena que la amígdala ha activado.

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Alucinaciones por ansiedad

Todos hemos sentido ansiedad, el nerviosismo antes de una cita, un examen, una competición o una presentación, pero ¿qué es exactamente? La ansiedad es la forma que tiene nuestro cuerpo de prepararse para afrontar un reto. Nuestro corazón bombea más sangre y oxígeno para que estemos preparados para la acción. Estamos alerta y realizamos las tareas físicas y emocionales con mayor eficacia. (Véase también Ansiedad ante los exámenes para obtener consejos sobre cómo afrontarlos).

Es normal sentirse ansioso cuando nuestra seguridad, salud o felicidad se ven amenazadas; sin embargo, a veces la ansiedad puede llegar a ser abrumadora y perturbadora e incluso puede ocurrir sin ninguna razón identificable. Los ataques de preocupación excesivos y duraderos pueden reflejar un trastorno de ansiedad.

Cualquier persona puede experimentar estos síntomas en momentos de estrés. Sin embargo, los individuos con trastornos de ansiedad pueden experimentarlos en ausencia de estrés, con síntomas más graves y/o con varios síntomas que aparecen juntos.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación y tensión crónicas y exageradas, mucho más que la ansiedad típica que la mayoría de la gente experimenta en su vida diaria. Las personas pueden presentar temblores, espasmos, tensión muscular, náuseas, irritabilidad, falta de concentración, depresión, fatiga, dolores de cabeza, mareos, falta de aire o sofocos.

Ocd miedo a volverse loco

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